Don Julián Escobar, siendo Vicario de la Parroquia de San Fernando de Madrid, escribió este comentario asociado a la conmemoración de la en la Memoria de los Mártires españoles del siglo XX
“ “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” “Yo no te persigo a tí, Yahvé, persigo a los cristianos estos que quieren hacerme creer que el Amor a Dios y al prójimo es la base del progreso, de la felicidad y la paz de toda la Humanidad”. Y Saulo quedó ciego ante la respuesta del judío Jesús, Resucitado de entre los muertos: “Ellos son Yo. Y Yo soy ellos”…”Y un cristiano, un perseguido tuyo, Ananías, te devolverá la vista y la gracia de ser cristiano, hasta que tu cabeza caiga por la espada”
Muchos cristianos pueden tener el sueño del martirio, pero ¿quién superará la flaqueza del Getsemaní previo? Pero cuando el sueño se convierte a la realidad, la humanidad se rinde a la gracia, el odio al perdón, el miedo a la seguridad eterna, el enemigo al hermano hijo de Dios.
Perpetuar el mensaje de los mártires. No lo buscaron, pero no lo rehusaron. Si hay que ser “trigo molido” por la rabia de corazones y mentes obscurecidas “con temblor y bastante miedo”, los mártires, como Jesús, su Señor en el Huerto de los Olivos, dicen :” “No se haga mi voluntad sino la tuya, Dios Padre Misericordioso”. Y como el mismo Jesús en sus últimos suspiros en la Cruz reclaman que no se les tenga en cuenta ese pecado. Solo Dios y los mártires pueden legítimamente perdonar a sus propios verdugos. El Papa Francisco ha dicho “¡Quién soy yo para condenar a nadie?” ¿Quién somos nosotros para condenar si Cristo no condena? ¿Quién somos nosotros para perdonar si solo puede hacerlo Cristo? Justificar los martirios por “circunstancia” es igualar a los mártires con sus verdugos. Solo los mártires, siguiendo el ejemplo de su Señor, Jesucristo, pueden decir “ Por los méritos de mi martirio le pido al Mártir de los Mártires, mi Señor Jesucristo que no te tenga en cuenta tu pecado, el que cometiste por arrancarme la vida que solo es propiedad de Dios” .-o-O-o-.