6 Inmaculada

INMACULADA CONCEPCION

“Por la Gracia de Dios, soy lo que soy, y su Gracia no fue en mí estéril”

Dignos Ministros del Santuario, Piadosa Asociación de Hijas de María, Mis amadísimos hermanos en Nuestro Señor Jesucristo:

La festividad de la Concepción Inmaculada de la Santísima Virgen presupone siempre en las demás festividades que a Ella se refieren, como requisito a todas luces indispensable.

Para que al nacer su nacimiento anunciara días venturosos al mundo entero; para que al encarnarse en su virginales entrañas el Hijo del Eterno la hallara digna de ser su afortunada Madre; para que al ir a visitar a Santa Isabel, su visita hiciera descender sobre la casa de su prima la más copiosa lluvia de bendiciones celestiales para que por un lado brillaran más y más en la Purificación su profundísima humildad y su admirable obediencia y la Presentación y ofrenda de su Hijo en el Templo fueran del todo agradables a sus divinos ojos; para que al pie de la Cruz pudiera ejercer debidamente los oficios de mediadora y corredentora; para que su Asunción  a los cielos fuera verdaderamente triunfal y gloriosa y para que finalmente desempeñara con honra y provecho en la corte del Rey Inmortal de los siglos los cargos de Reina de los Ángeles y Abogada de los hombres, se requería como condición indispensable el que hubiera siso concebida sin mancha de pecado original.

Esta concepción, pues, tan limpia y tan hermosa, esta concepción sin la cual sus otras prerrogativas hubieran sido obscurecidas y afeadas por la sombra del pecado, esta concepción que tanto honra a la Santísima Trinidad, que tanto consuela a los hombres y tanto humilla a los demonios, es el fausto y extraordinario acontecimiento cuya conmemoración celebramos en estos días los hijos de la Iglesia. Innumerables y armoniosas voces suben al cielo en estos días para felicitar a la Santísima Virgen por la primera victoria que obtuvo sobre el enemigo infernal. Mi voz aunque débil, aunque ingrata a vuestro oido va a formar parte también de ese coro universal que canta con frenético entusiasmo el himno de la pureza Inmaculada de María.

Dos breves reflexiones pues, pondré a vuestra consideración en estas dos tardes 1ª qué fue María en virtud de la Gracia que recibió en su Purísima Concepción , dejando para mañana esta otra: fidelidad con que correspondió María siempre a esta Gracia.

Antes que Dios creara este ordenado conjunto de seres que llamamos universo, veíalo ya funcionar en su mente y conocía anticipada y circunstancialmente cuantos acontecimientos se irían realizando en él a través del tiempo y del espacio tan pronto como comenzara a existir con existencia propia. Luzbel y millones de sus compañeros sucumbiendo en la prueba a la que quería someterlos para poderles dar la gloria como premio de su fidelidad a la gracia fueron los que primeramente desfilaron ante sus ojos siempre abiertos a su paciencia infinita. Contemplaba después el Señor a este ángel caído y condenado ya, por una parte maquinando a impulsos de la venganza y de la envidia la perdición y ruina del primer hombre y consiguiendo por otra sus diabólicos intentos con la más seductora y fementida promesa.  Compadecido de su desgracia y deseoso de remediarla con la Encarnación de su Divino Hijo conmtemplábalo encarnándose ya en las entrañas de una mujer y viendo realizarse tan estupenda maravilla no podía menos de ver a la futura Madre del Redentor, a la afortunada Virgen María digna de tan Santísimo Hijo; como Madre que no debía empañar tan altísima gloria; como Madre que no debía desdecir de tan encumbrado ministerio; como Madre, en fin, a la que era necesario colmar de toda suerte de perfección excelencia y prerrogativas so pena de no mostrarse su Providencia en este caso tan pródiga y espléndida como su gravísima circunstancia le exigía.

Comenzó, pues, decretando la Concepción Inmaculada de su Divina Madre, Gracia singularísima de la que María pudo afirmar “Lo que soy al presente y lo que seré más adelante y lo que continuaré siendo por toda la eternidad, lo soy, lo seré y continuará siendo en virtud de la Gracia con la que hoy Dios me previene” “Gratia Dei sum quod sum

Amados de mi alma ¿y por qué desde un principio y de una sola vez le dio tanta y tan grande santidad? Oigamos lo que nos responde la misma celestial Señora: “El que desde la eternidad fue Hijo de Dios y había de serlo también mío en el tiempo hallándome todavía en el seno de mi madre Santa Ana se acordó de mi nombre, de la misión que más adelante había de cumplir y del oficio que había de desempeñar.” De ventris matris me recordatus et nominis mei”

Sí, el futuro Hijo de María, el que andando los años se encarnaría en sus purísimas entrañas y se amamantaría después de nacido en sus virginales pechos y dormiría tranquilo en sus maternales brazos más blanda y regaladamente que en cuna sembrada de rosas y azucenas, el Hijo Santísimo y nobilísimo, se acordó de Ella en el momento crítico y supremo en que iba a ser concebida y con el laudablísimo fin de prevenir una ruina, una catástrofe, que si no se preveían  y evitaban entonces nunca más podrían evitarse ni prevenirse, habló y así como había dicho en otro tiempo a Isaías “servus meus es tu quia in te gloriabas” “Tú eres mi siervo y en ti me gloriaré”; así también dijo a María que era también su humildísima sierva. “Porque vio la humildad de su sierva, por eso me llamarán bienaventurada todas las generaciones. Tú eres la destinada para ser mi Madre y como tal vas a ser concebida. Quiero, pues, gloriarme en ti; pero con una gloria en la que brillen y resalten como muestras visibles del amor que te profeso marcadísimas señales de mi real magnificencia y mi vastísimo e inmenso poderío.”

¡Que para conseguir esta gloria, Madre mía, que para que salgas digna de Mí, habrá necesidad de dispendiar contigo las leyes generales de mi rigurosa justicia!. “Pues desde ahora que sean ya dispensadas”

¿Qué será preciso hacer estupendos milagros? Pues se harán cuantos hagan falta y más aun?

¿Qué reyes de la tierra no fabrican sus palacios tan ricos y suntuosos como pueden? Y mientras sus tesoros lo permiten ¿ De qué bellezas y primores no los adornan? Pues Yo soy el Rey del Cielo, el Rey cuyos vasallos son todos los Reyes de la tierra.

¿Por qué no he de hacer otro tanto en la fabricación del mío? ¿Acaso me aventajan ellos en sacudiría, bondad y poder? ¿Acaso la dignidad de mi persona no merece infinitamente más que la dignidad de las suyas?

Pues bien, Madre mía, concluye el futuro Hijo de María. Pues bien, Madre mía, tú vas a ser el palacio real en el que muy pronto voy a hospedarme. Quiero, por tanto, tal que cuantos lo vean, lo admiren y cuantos lo admiren exclamen:”Esta casa no puede ser otra que la destinada para ser habitación del mismo Dios. Fuera de esta Virgen singular no se hallará otra en cuyo seno se pueda dignamente encarnar”;”sea, pues, ese palacio, acabó diciendo el Señor; sea esa mi Madre cual yo la entiendo y la quiero. Posesiónese mi gracia de todo su ser  e inúndelo por completo. Que las bellezas y encantos de las demás criaturas se junten en su cuerpo en el grado más subido. Que las estrellas de todos los conocimientos humanos y divinos iluminen el cielo de su entendimiento y que los diamantes de todas las virtudes  naturales y sobrenaturales brillen con brillo sin igual en el trono de su inmaculado Corazón.

Sea en fin, concebida mi Madre, pero tan pura, tan santa y tan perfecta que después de mi pureza, santidad y perfección infinitas no haya pureza, ni santidad, ni perfección como la suya. Lo dijo quien lo podía decir. Lo mandó quien lo podía mandar, y María al punto concebida, cual su sapientísimo y omnipotente Hijo, ordenó y dispuso que los fuera. Y fue concebida María.

María entre las puras criaturas la más grandiosa y espléndida manifestación de la belleza moral divina. ¡Y fue concebida María!

María, la estatua viva de la pureza que el soberano escultor labró con un solo golpe de omnipotente cincel; pero que acredita el primor y habilidad de sus artísticas manos más que todas las otras criaturas juntas. Y fue concebida María.

¡María! La anunciada lira que apenas construida en los talleres del cielo comenzó a vibrar al compás que su divino constructor  le marcaba, lanzando a los cuatro vientos torrentes de celestial armonía que jamás fueron alterados con la más ligera desafinación.  Y fue concebida María..

María, Azucena gigantesca que el universal jardinero plantó en medio de este mundo corrompido para preservar de la corrupción a cuantos respiren la suavísima fragancia de su purísimo aroma. Y fue concebida María.

María, el solidísimo dique que el arquitecto de los arquitectos opuso al desbordado y asolador tormento de la impureza. Y fue concebida María.

María, el colosal y brillante espejo en el que más clara y distintamente se retrata la santidad del Santo por esencia, del Santo de los Santos. Y fue concebida María…

María, en fin, el libro escrito por las tres Personas de la Trinidad Beatísima cuyas páginas están hojeando hace dos mil años los más renombrados sabios sin la menor esperanza de llegar jamás a la última página ni de descubrir ni comprender cuantas glorias y grandezas se encierran en la primera.

Esto fue María en virtud de la gracia que recibió en su purísima concepción. ¿Qué somos nosotros en virtud de todas las gracias sin cuento que recibimos cada día, en virtud de las gracias que disfrutamos como miembros de esta bendita Asociación?

Amadas de mi alma. Acaso esa insignia que lleváis pendiente de vuestro cuello lo lleváis por adorno: acaso vuestro nombre figurando en la Asociación de Hijas de María es un mero lujo y etiqueta y por tanto vuestros actos, todo descienden de hijas de una Madre tan pura y tan Santa.

Sí es así, deponed esa vida con otra más conforme con la voluntad de vuestra y nuestra bendita Madre. Si no es así continuad avanzando a pasos agigantados en el camino de la virtud. Mirad que estáis llamadas a representar un papel de capital importancia en la sociedad.

Pedidle, por tanto, y pidamos todos a la Santísima Virgen que encauze nuestros pasos todos hasta llegar a nuestro último fin que es la gloria eterna, gracia que para todas y para mí deseo.

Así sea.

Para leer el escrito original autógrafo del Padre Ángel, pincha en el enlace

https://adobe.ly/3u0WB6k

16. En el Seminario ( II )

«Dos palabras, no más, amados compañeros para describiros a grandes trazos el objeto de esta reunión familiar que hoy celebramos, presididos por nuestros Superiores.

La primera idea que en estos momentos se me ocurre es lo de aquel pasaje del Evangelio en que Nuestro Señor, conversando con sus Apóstoles les dijo: “Es mucha la mies…, es decir son muchos los pueblos habitados por hijos de Dios y, como nosotros, redimidos con su preciosa Sangre, son muchos los pueblos que están sentados en las sombras del paganismo y de la idolatría, son muchos los pueblos, en una palabra, que no conocen el Evangelio y son pocos, muy pocos, los que trabajan para que lo conozcan.

Debemos pues rogar al Señor de la mies, para que envíe misioneros que trabajen por la conversión de esos desgraciados. Esto lo preceptúa a todos los católicos nuestro Pontífice felizmente reinante Pío Xl, que por su actividad y labor admirable realizada desde el comienzo de su Pontificado en beneficio de tan Santa obra ha merecido que se le honre con el glorioso dictado de “El Papa de las Misiones”, quien en su inmortal encíclica “ Rerum Ecclesia”  después de afirmar que quien tiene en el mundo las veces de Jesús, faltaría a una de sus más graves ocupaciones si  no procurase con todo empeño ganar y atraer a Cristo las ovejas aun separadas, escribe:” Por lo que a Nos se refiere, bien habéis visto, Venerables Hermanos, desde los comienzos de nuestro Pontificado lo resuelto que nos hallábamos a no dejar piedra por  mover para facilitar a todos los pueblos infieles el único camino de la salvación, poniendo en contacto a la infidelidad con la verdad evangélica hecha cada día más asequible por medio de los mensajeros apostólicos.”

Pero de una manera muy particular lo preceptúa a nosotros a fuer de seminaristas y españoles.

Como seminaristas porque estamos destinados a ser luz y faro esplendente que guíe a los hombres desde la noche obscura y lóbrega de la ignorancia, al claro y espléndido día de la verdad.

Como españoles, ya que el celo evangelizador de España se encuentra en todas las epopeyas de nuestra Historia, pero muy particularmente en la colonización de América y Filipinas, pues esta se caracteriza precisamente por ese anhelo de alta espiritualidad que no faltó nunca ni entre los excesos lamentables de las correrías aventureras.

Cooperemos pues, a tan santa y laudable obra y si alguno de nosotros desfallezcamos, antes al contrario, sigamos adelante guiados por la Cruz de Cristo.

Dichoso una y mil veces aquél que siguiendo el ejemplo de tantos y tantos hijos de Ignacio de Loyola, Teresa de Jesús, Francisco de Asís, Domingo de Guzmán, Juan de Dios, Antonio Claret, y tantos otros que sería prolijo enumerar, que al final de sus días pueda decir como Nuestro Señor al final de su carrera mortal en esta vida :” Pater, opus consumavit quod dedisti nihi ut faciam”.

Si no es así,  al menos prestemos generosamente el óbolo de nuestras súplicas y oraciones, limosnas y trabajos.”Rogate ergo dominum messis ut mittat operarios in messem suam”

Oremos, pues, a Dios Nuestro Señor, que envíe misioneros que puedan evangelizar todo el orbe y reconcentrarlo en el redil de Cristo, guiados siempre por esta divisa: “Est  cognos can te fe solum Deum vecum et quem missisti Jesum Christum”

He dicho.

Para ver el documento original manuscrito por el Padre Ángel haz clik en el enlace de abajo:

https://adobe.ly/3syyDzl

15 A la Asociación de HIJAS de MARÍA

Este es un discurso o presentación a la Asociación de Hijas de María, pronunciado en el año 1935.

Para leer el documento una vez abierta en el navegador la dirección anterior, pinche en bajar y luego en abrir. Y en «vista» escoja la opción de doble página. Y siempre al pasar de una pagina a la siguiente mantenga siempre la pagina manuscrita a su izquierda  vera a la derecha la traducción en claro. Esta instrucción no es válida para todos los modelos de móvil.   

22 TOTA PULCHRA…

Este es el texto en claro del sermón que preparó el Padre Ángel. Pincha en el enlace

https://1drv.ms/w/s!Aiuez-oHNq1uvHiM0Dnz2x95hSyf?e=jvQC9I

y en este otro enlace está las páginas manuscritas por el Padre Ángel

https://documentcloud.adobe.com/link/review?uri=urn:aaid:scds:US:be15f09c-cec0-4443-9f82-8d46eda7a891

3 Sermón de Pasión 1933

Este Sermón lo escribió el Padre Ángel cuando todavía no había sido consagrado sacerdote. Debió de pronunciarlo en el Seminario con ocasión de la celebración del Viernes Santo de aquél año. 

Es posible en algunos Pc, Ipad o móviles, ver enfrentadas dos páginas: la autógrafa y la versión en claro correspondiente. Para ello pulse en las barras de arriba a la derecha el símbolo de bajar. Luego abrir y finalmente escoger la visión de dos páginas.