19 diciembre 2014

Se confirma y recuerda la «convivencia» y asamblea de la «Asociación de amigos de Ángel de Almadén»   que está convocada para ser celebrada el sábado 27 de diciembre a partir de las doce de la mañana en la Casa de Convivencias de Chillón, pueblo a pocos kilómetros de Almadén. En un anterior correo se detalló el orden del día con los temas que se pretende sean tratados y debatidos en la Asamblea. Como en toda buena «convivencia» se interrumpirán los debates para compartir un frugal almuerzo que ha de permitir seguir la reunión hasta las cinco y media de la tarde. A todos los no asistentes- casi todos los destinatarios de este correo no residentes en Almadén- se les dará cuenta unos días después de su celebración de los acuerdo tomados. Consideramos como muy positivo que los destinatarios de este correo- cerca de ochenta- y que no vayan a asistir, muestren su apoyo a la asamblea enviando un simple correo con la palabra «adhesión». Así mostrarán su comunión con los sentimientos de todos los amigos del Padre Ángel, los de aquí y los de allá. Recordamos también que el próximo domingo es día 21 del mes y por tanto fecha para recordar por todos los «amigos» del mártir Ángel de Almadén. En una de las Misas de ese día habrá un «memento» por las intenciones de todos los «amigos» y en especial por aquél que en este día esté más necesitado de la ayuda y misericordia divinas.

Un cordial saludo.

  

12 de Noviembre de 2014

Su nombre y la dirección de su correo electrónico forman parte de los 70 primeros «amigos» que constituyen la lista inicial de miembros de la Asociación “Amigos de Ángel de Almadén”. que como sabrá ha sido constituida recientemente en la Parroquia de Santa María de la Estrella de Almadén (Ciudad Real).
       Es objetivo principal de la Asociación extender el conocimiento y la devoción privada del mártir Siervo de Dios Ángel Muñoz de Morales Sánchez Cano, la imitación de las virtudes que le llevaron a dar su vida en testimonio de su fe, y pedir su intercesión ante el Señor para que su misericordia nos proteja y nos libre de todo mal por los méritos de su sacrificio.       En las estampas-recordatorio que se han emitido figura una breve biografía del Padre Ángel y la Oración con la que se pide que la Causa llegue felizmente a término en breve plazo y así sean glorificados con la beatificación los mártires comprendidos en ella.
      Se adjuntan las reproducciones del anverso y reverso de las estampas recordatorios. Si está interesado en tener cierto número de ellas para repartirlas entre sus familiares o amigos, pídalas por este medio y se las remitiremos sin gasto alguno por su parte.
       En lo sucesivo este será el medio por el cual reciban las noticias, convocatorias, objetivos y avisos de la Asociación.

       Unas aclaraciones:

 – La Asociación garantiza que sus nombres y direcciones de correo no serán  utilizadas para fines diferentes a los de la Asociación, ni cedidos a firmas comerciales ni asociaciones de cualquier clase.

 – Las comunicaciones serán siempre individualizadas, es decir, serán emitidas mediante el sistema de “copia oculta”, es decir que quien recibe un mensaje no conoce a quién o quienes se ha mandado también el mismo texto.

 – En cualquier momento una persona incluida en una lista de asociados podrá darse de baja de la Asociación, sin que sea necesaria  explicación alguna. Bastara que remita un correo a la dirección de la Asociación con la palabra “BAJA”.

     Muchas gracias y bienvenido a la Asociación «Amigos de Ángel de Almadén»  

     Un cordial saludo.

6 de noviembre de 2014

El 6 de noviembre la Iglesia recordará a los Mártires del siglo XX en España. Con ese motivo y para honrar la memoria de todos ellos y con sentido didáctico Don Francisco del Campo Real, Delegado Diocesano para la Causa de los Santos en la Diócesis de Ciudad Real,  ha escrito una serie de artículos que van a ser publicados bajo el título genérico de «MÁRTIRES». Hoy se inicia la serie que honra nuestro blogg con el que sigue a continuación.

     Los mártires forman parte del paisaje cristiano desde el inicio de la Iglesia. Ellos constituyen lo más preciado y fundante de la historia primitiva y de los siglos siguientes hasta nuestros días. Constituyen el ejemplo más representativo de la fidelidad y del testimonio de los creyentes. Nuestros altares se levantan sobre sus reliquias y nuestra apología los presenta con orgullo en sus primera páginas.

      Es verdad que, a menudo, el martirio puede parecer ambiguo por alguna de sus partes. Resulta claro que los mártires mueren por confesar a Cristo o por no renegar de él, pero no siempre  nos son tan evidentes las motivaciones de los verdugos. El odio a Dios, presente en la definición del martirio, admite variantes, aunque no siempre son contrapuestas, ya que la incomprensión del elemento religioso está casi siempre presente.

      Naturalmente, la glorificación posterior del mártir suscita el rechazo de quienes se sitúan al otro lado de la orilla. Ya la muerte de Cristo suscitó la llamada cuestión judía y otro tanto ha sucedido con los muchos mártires que en la historia han sido. Allí donde hay mártires ha habido verdugos y la celebración parece redundar en su desdoro. ¿Ha dejado alguna vez la comunidad creyente de venerar a sus testigos más cualificados por temor a desagradar o dificultar la reconciliación?, ¿No se trata más bien de un problema falso?

      Cuando se habla de persecución religiosa nos referimos a la que sufrió la Iglesia Católica en toda España, y en concreto en la diócesis de Ciudad Real, desde el 18 de julio de 1936 hasta el 31 de marzo de 1939, en el contexto de la guerra civil, en el territorio republicano, llamado también zona roja. Se prescinde, por consiguiente de las acciones represivas de tipo político y social de ambas zonas, porque estas no tuvieron carácter antirreligioso, aunque pusieron en evidencia la violencia de la lucha fratricida.

     Al hablar de víctimas no se alude a los caídos en operaciones militares ni a los asesinados por motivos políticos, sino a los que entregaron sus vidas por amor a Dios y sólo por este motivo.

      Por ello, se hablaba ya entonces de martirio y de mártires. Pero este apelativo sólo puede darse, de momento, a los que han recibido el reconocimiento oficial de la Iglesia. A todos los demás se les aplica de modo impropio. No todos los que entregaron sus vidas durante la persecución religiosa pueden llamarse mártires, ni todos los que han muerto por la fe han recibido el reconocimiento oficial del culto litúrgico, reservado solamente a los que han obtenido la sanción solemne de la Iglesia, tras un complejo proceso en el que se demuestra la existencia de los elementos teológicos esenciales del martirio: que la víctima sea cristiano, que muera «in odium fidei» (odio a la fe), que acepte las torturas y la muerte por amor a Dios y fidelidad a Cristo, virtudes que se manifiestan además en el perdón explícito a los asesinos y en la oración por ellos, a imitación de Cristo en la cruz. Para verificar estos datos, la Iglesia instruye un minucioso análisis con severas normas que permiten recoger testimonios orales y escritos, todos ellos auténticos, hasta apurar la verdad de los hechos.

     Todos los caídos de la guerra y los que sufrieron la represión en ambos bandos por la defensa de unos ideales políticos y sociales merecen el máximo respeto y son recordados como héroes y modelos a imitar por quienes siguen semejantes ideologías, pero no deben ser equiparados a quienes dieron sus vidas por motivos exclusivamente religiosos, es decir, sólo por amor a Dios.

                                                                         ,-o-O-o-.

ASAMBLEA GENERAL EL 21 DE SEPTIEMBRE DE 2014

Después de la Oración inicial el Párroco Don Vicente Fernández Espartero pronunció las siguientes palabras:

«Podemos imaginarnos a muchos de los santos y santas haciendo obras portentosas y llevando una vida extraordinaria. Pero estos hermanos nuestros, tan cercanos, andando a diario por  los lugares y caminos que nosotros recorremos, nos hablan de otra santidad: la que se hace en lo cotidiano de la vida, en la fidelidad sencilla al compromiso de seguimiento de Jesucristo, fidelidad probada en el sufrimiento hasta el final con la entrega de la propia vida.

La muerte de Jesucristo, el mártir por excelencia, no fue un hecho aislado y desconectado de lo que fuera su vida. Más bien fue el momento culminante de todo ello. Así es también para la vida y muerte de sus discípulos. Nuestro hermano Ángel Muñoz de Morales aceptó como todo mártir de la historia cristiana, sufrir una muerte violenta antes que ser infiel al testimonio que había dado durante toda su vida. es, pues, ante todo a través de la propia vida- vivida hasta el fondo-como el cristiano llega a ser mártir. En este sentido el martirio nunca se improvisa, sino que madura en las pequeñas fidelidades de cada momento.

Con el recuerdo de Don Ángel, queremos dar gloria y gracias a Dios ñor buscar el bien de los hombres. Nuestro objetivo es hacernos más fieles en la fe vivida con dificultades, más capaces de perdonar a los demás, más sensibles al sufrimiento de tantas víctimas en nuestro mundo, más trabajadores por la reconciliación y la paz. Es cierto que esto nos obliga a recordar un pasado histórico que ha marcado afectivamente a muchas personas de forma diferente. Pero cuando en la tradición cristiana se habla de hacer memoria sobre todo se refiere al desvelamiento de la misericordia divina. El recuerdo está vinculado a la fortaleza que Dios da a os débiles, al perdó que ofrece por las infidelidades y al aliento que inspira para seguir esperando en sus promesas mientras caminamos en la historia. Estamos llamados a hacer historia en sentido bíblico-evangélico, no en el sentido de la política o de una ideología. Por ello queremos vivir esta celebración hacia la compasión y la comprensión, hacia una auténtica reconciliación desde la celebración del recuerdo y la esperanza del reconocimiento eclesial.

La muerte de los testigos cristianos está unida a la de las demás víctimas de la espiral de la violencia. Ángel murió en una página desgraciada de nuestra historia en la que hubo numerosas víctimas. Su sangre se mezcló con la de muchos hombres y mujeres. Cuando los cristianos recordamos a los mártires no solo hacemos memoria de los nuestros, sino que recordamos a todas las víctimas sean del bando que sean, porque toda las víctimas están del mimo lado. La sensibilidad evangélica hacia quienes más sufren hace que no os moleste, sino al contrario, que veamos y celebremos la misteriosa comunión de todas las víctimas inocentes en la historia de la pasión. Esta sensibilidad al sufrimiento ajeno está or encima de ideologías o políticas y tal vez sea lo único capaz de librarnos de cualquier tipo de totalitarismo. 

Como hermanos vinculados a la comunidad cristiana de Almadén nada nos hará mayor bien que vivir a la luz del testimonio de Ángel. Su vida se convierte en antorcha que guía nuestro futuro. Hemos oído de sus virtudes de su valentía, de su fe, de su perdón. Ahora queremos que la Iglesia lo proponga como modelo de vida cristiana para todo el pueblo.»

Obsérvese como las ideas de reconciliación, comprensión y compasión, iluminan el seguimiento de la vida y martirio del Siervo de Dios Ángel. No es posible ser su seguidor sin la firme y sincera convicción en ellas.

                                                        oooOOOooo

…Podemos imaginarnos…

El 20 de septiembre de 2014, en la Asamblea de Amigos que aquel día se celebró, Don Vicente Fernández Espartero, Párroco de Almadén, pronunció las siguientes palabras, que por su profundo significado se transcriben aquí.

:»Podemos imaginarnos a muchos de los santos y santas haciendo obras portentosas y  llevando una vida extraordinaria. Pero estos hermanos nuestros, ton cercanos, andando a diario por los lugares y caminos que nosotros recorremos, nos hablan de otra santidad: la que se hoce en lo cotidiano de la vida, en la fidelidad sencilla al compromiso de seguimiento de Jesucristo, fidelidad  probada en el sufrimiento hasta el final con la entrega de la propia vida.La muerte de Jesucristo, el mártir por excelencia, no fue un hecho aislado y  desconectado de lo que fuera su vida.  Más bien fue el momento culminante de todo ello. Así es también para la vida y la muerte de sus discípulos. Nuestro hermano Ángel Muñoz de Morales aceptó, como todo mártir de la historia cristiana, sufrir una muerte violenta antes que ser infiel  al testimonio que había dado durante toda su vida. Es, pues, ante todo a través de lo propia vida -vivida hasta el fondo- como el cristiano llega a ser mártir. En este sentido, el martirio nunca se improvisa, sino que madura en las pequeñas fidelidades  de codo momento.Con el recuerdo de D. Ángel queremos dar gloria y gracias a Dios y buscar el bien de los hombres. Nuestro objetivo es hacernos más fieles en la fe vivida en dificultades, más capaces de perdonar a los demás, más sensibles al sufrimiento de tantas víctimas en nuestro mundo, más trabajadores por la reconciliación y la paz. Es cierto que esto nos obliga a recordar un pasado histórico que ha marcado efectivamente a muchas personas de forma diferente. Pero cuando en la tradición cristiana se habla de hacer memoria, sobre todo se refiere al desvelamiento de la misericordia divina.  El recuerdo está vinculado a la fortaleza que Dios da a los débiles, al perdón que ofrece por las infidelidades y al aliento que inspira para seguir  esperando en sus promesas mientras caminamos por la historia. Estamos llamados a hacer memoria en sentido bíblico-evangélico, no en el sentido de la política o de una ideología  Por ello, queremos vivir esta celebración hacia la compasión y la comprensión, hacia una auténtica reconciliación desde la celebración del recuerdo y la esperanza del reconocimiento eclesial. La muerte de los testigos cristianos está unida a la de las demás víctimas de la espiral de la violencia. Ángel murió en una página desgraciada de nuestra historia en la que hubo numerosas víctimas. Su sangre se mezcló con !a de muchos hombres y mujeres. Cuando los cristianos recordamos a los mártires no sólo hocemos memoria de los nuestros, sino que recordamos a todas las víctimas, sean del bando que sean, porque todas las víctimas están del mismo lado. La sensibilidad evangélica hacia quienes más sufren hace que no nos moleste, sino al contrario, que veamos  y celebremos la misteriosa comunión de todos los víctimas inocentes en la historia de la pasión. Esta sensibilidad  al sufrimiento ajeno está por encimo de ideologías o políticas, y tal vez seo lo único capaz de librarnos de cualquier tipo de totalitarismo.Como hermanos vinculados a la comunidad cristiana de Almadén, nada nos hará mayor bien que vivir a la luz del testimonio de Ángel. Su vida se convierte en antorcha que guía nuestro futuro. Hemos oído de sus virtudes, de su valentía, de su fe, de su perdón. Ahora queremos que la Iglesia lo proponga como modelo de vida cristiana para todo el pueblo.”

Observese como las ideas de reconciliación, comprensión y compasión iluminan el seguimiento de la vida y martirio del Siervo de Dios Ángel. No es posible ser su seguidor sin la firme y sincera convicción en ellas.